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jueves, 27 de abril de 2017

BODAS CELTAS: EL RITO SAGRADO DE LA UNIÓN DE MANOS O HANDFASTING





Para los Celtas el matrimonio no era sólo la unión de dos personas, sino que era la unión de dos almas. Los Celtas creían que las almas se buscaban y se unían para multiplicar sus fortalezas y hacer frente a sus debilidades en este Mundo. El uno era el apoyo incondicional del otro, su perfecto compañero, guía y maestro.





La mayoría de las uniones conyugales se celebraban al calor de los festivales que se celebraban entre abril y septiembre (Beltane -1 de mayo-, Litha -23 de junio- y Lammas o Lughnasadh -1 de agosto). Aunque según las pocas crónicas que han llegado hasta nuestros días, durante Litha y Lughnasadh, el festival que marca el comienzo de la época de la cosecha, la maduración de las primeras frutas, se celebraban uniones, pero la mayoría de las parejas esperaba a Beltane, bien para unirse, bien para renovar ante la comunidad la unión que habían llevado a cabo en privado.





Así, durante la Buidhe Bealtaine, cuando se encendían hogueras en honor de Belenos para festejar la unión del Dios y la Diosa, las parejas se reunían con el resto de los miembros de sus comunidades y, aprovechando las celebraciones, unían sus almas al amparo de la sagrada unión de los Dioses.





El nombre de Unión de Manos o Handfasting en el Inglés original, proviene del rito del matrimonio en el que los contrayentes, mientras se miran a los ojos el uno al otro, toma sus manos derecha e izquierda formando el símbolo del infinito mientras que la Cuerda o Lazo de Unión de Manos se ata alrededor de sus manos en un nudo.





En cuanto al símbolo del Infinito, éste no sólo implica la idea de eternidad, sino que desde antiguo para los Celtas la Espiral Doble o Sistrel (es decir, dos espirales unidas como un símbolo de Infinito) ha simbolizado el amor, la unión del Sol y la Luna, de las energías femeninas y masculinas, así como la posición de igualdad de los dos miembros de la pareja. Es más, este mismo símbolo se empleaba para representar los equinoccios y los eclipses, es decir, momentos en que el día y la noche, el sol y la luna, la luz y la oscuridad reinaban por igual.




Inicialmente, los matrimonios celebrados en Irlanda y Escocia consistían en un contrato con una duración de 6 meses. Este contrato podía ser renovado si las cosas iban bien entre la pareja y así lo decidían. Otros autores señalan que el "periodo de prueba" era en realidad un periodo de validez real del matrimonio. Desde el momento de la celebración del Ritual, la pareja estaba casada a efectos legales. Sin embargo, el contrato expiraba pasados un año y un día en lo que vendría a equivaler a un divorcio por mutuo acuerdo en la actulidad. Si en ese año o al finalizar el plazo, la pareja deseaba renovar sus votos, celebraban de nuevo su unión, pasando a ser definitiva a partir de ese momento.





Desde luego, los antiguos irlandeses eran muy conscientes de la necesidad de dar una forma y una validez legal a sus uniones. Hay que tener en cuenta que los antiguos celtas irlandeses tenían 9 formas o grados distintos de uniones, pero cualquier relación de la que nacían niños, era considerada como un matrimonio a efectos legales a fin de asegurar los derechos del niño.




No existe acuerdo acerca de qué pueblo originó la tradición de la Luna de Miel entre los seguidores de la Antigua Religión. Unas fuentes dicen que se originó entre los Celtas de Gales mientras que otras fuentes afirman que esta práctica surgió entre las Tribus Teutonas, de origen Céltico.





Sea como fuere, se dice que los recién casados, para celebrar sus esponsales, tomaban hidromiel y comían frutas todas las noches durante un mes lunar con el fin de consolidar su reciente unión. Esto se debía también a que la fruta y la hidromiel eran consideradas como afrodisíacas y energéticas, lo que sin duda favorecería el entendimiento entre la recién formada pareja.




Otro de los términos asociados al matrimonio que tiene un origen celta es la palabra "novia", "bride" en Inglés.

Su origen se remonta la Diosa Triple Celta Brigid, la Diosa del Fuego y de la Fertilidad.




Su paso de doncella a joven se producía mediante el ritual del velo, otro de los elementos que provienen de nuestros ancestros Celtas. Al ponerse el velo, Brigid la tomaba en sus brazos, mostrándole los secretos de la feminidad y de la fertilidad. Cuando, una vez finalizada la ceremonia, el novio retiraba el velo, la novia ya no era la doncella de antaño. Su vuelta al mundo había dado paso a una nueva mujer, convertida ahora en una manifestación de la Diosa.



 

Por este motivo también era habitual que la novia llevase una corona de flores, como símbolo de su divinidad y fecundidad. Hoy en día se sigue manteniendo esa tradición por muchas parejas.





Otra tradición que perdura es la de saltar una escoba, decorada según las preferencias de los contrayente, al finalizar la ceremonia. Esto se hace para ahuyentar los malos espíritus y propiciar la fortuna en su unión, guardando la escoba en su casa tras el enlace. Siempre detrás de la puerta principal.




No existe una única fórmula de Ritual de Unión de Manos al igual que no son nunca iguales las parejas. Debido a la gran flexibilidad que da este tipo de ceremonia a los contrayentes, las fórmulas usadas por los Oficiantes y las Meigas para unirlos son siempre distintas y personalizadas. Es decir, no existe un ritual estándar. El Oficiante o Meiga, como persona experta en la antigua religión y que ha elegido un camino de vida que le lleva a estar en sintonía con los Dioses, elabora la ceremonia del modo más acorde a las experiencias y necesidades de la pareja. De este modo, la bendición de los Dioses acompañará a los contrayentes en su vida en común.





Por eso, todas las ceremonias oficiadas por Meiga Celta son fruto de un conocimiento previo de los contrayentes, de su historia, de sus creencias y de su vida en común. Cada rito de unión de manos es único, adaptado a la pareja y cuidado hasta los últimos detalles, tal y como se realizaba antiguamente.

               



El banquete tradicional es de pan y aguamiel. No obstante, éstos pueden sustituirse por tarta y vino o sidra, o lo que se prefiera. Se da el pan a la Novia y al Novio el aguamiel (o vino o sidra) para que los sostengan mientras el Sacerdote da las bendiciones. 




La pareja ofrece el primero a la tierra, partiendo el pan y vertiendo el aguamiel, el segundo a los antepasados y luego se lo ofrecen el uno al otro / otra. Compartiéndolo con todos los presentes, llevan los panes y el cuerno alrededor del Círculo.

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