Para los Celtas el matrimonio no era sólo la unión de dos
personas, sino que era la unión de dos almas. Los Celtas creían que las almas
se buscaban y se unían para multiplicar sus fortalezas y hacer frente a sus
debilidades en este Mundo. El uno era el apoyo incondicional del otro, su
perfecto compañero, guía y maestro.
La mayoría de las uniones conyugales se celebraban al calor
de los festivales que se celebraban entre abril y septiembre (Beltane -1 de
mayo-, Litha -23 de junio- y Lammas o Lughnasadh -1 de agosto). Aunque según
las pocas crónicas que han llegado hasta nuestros días, durante Litha y
Lughnasadh, el festival que marca el comienzo de la época de la cosecha, la
maduración de las primeras frutas, se celebraban uniones, pero la mayoría de
las parejas esperaba a Beltane, bien para unirse, bien para renovar ante la
comunidad la unión que habían llevado a cabo en privado.
Así, durante la Buidhe Bealtaine, cuando se encendían
hogueras en honor de Belenos para festejar la unión del Dios y la Diosa, las
parejas se reunían con el resto de los miembros de sus comunidades y,
aprovechando las celebraciones, unían sus almas al amparo de la sagrada unión
de los Dioses.
El nombre de Unión de Manos o Handfasting en el Inglés original,
proviene del rito del matrimonio en el que los contrayentes, mientras se miran
a los ojos el uno al otro, toma sus manos derecha e izquierda formando el
símbolo del infinito mientras que la Cuerda o Lazo de Unión de Manos se ata
alrededor de sus manos en un nudo.
En cuanto al símbolo del Infinito, éste no sólo implica la
idea de eternidad, sino que desde antiguo para los Celtas la Espiral Doble o
Sistrel (es decir, dos espirales unidas como un símbolo de Infinito) ha
simbolizado el amor, la unión del Sol y la Luna, de las energías femeninas y
masculinas, así como la posición de igualdad de los dos miembros de la pareja.
Es más, este mismo símbolo se empleaba para representar los equinoccios y los
eclipses, es decir, momentos en que el día y la noche, el sol y la luna, la luz
y la oscuridad reinaban por igual.
Inicialmente, los matrimonios celebrados en Irlanda y
Escocia consistían en un contrato con una duración de 6 meses. Este contrato
podía ser renovado si las cosas iban bien entre la pareja y así lo decidían.
Otros autores señalan que el "periodo de prueba" era en realidad un
periodo de validez real del matrimonio. Desde el momento de la celebración del
Ritual, la pareja estaba casada a efectos legales. Sin embargo, el contrato
expiraba pasados un año y un día en lo que vendría a equivaler a un divorcio
por mutuo acuerdo en la actulidad. Si en ese año o al finalizar el plazo, la
pareja deseaba renovar sus votos, celebraban de nuevo su unión, pasando a ser
definitiva a partir de ese momento.
Desde luego, los antiguos irlandeses eran muy conscientes de
la necesidad de dar una forma y una validez legal a sus uniones. Hay que tener
en cuenta que los antiguos celtas irlandeses tenían 9 formas o grados distintos
de uniones, pero cualquier relación de la que nacían niños, era considerada
como un matrimonio a efectos legales a fin de asegurar los derechos del niño.
No existe acuerdo acerca de qué pueblo originó la tradición
de la Luna de Miel entre los seguidores de la Antigua Religión. Unas fuentes
dicen que se originó entre los Celtas de Gales mientras que otras fuentes
afirman que esta práctica surgió entre las Tribus Teutonas, de origen Céltico.
Sea como fuere, se dice que los recién casados, para
celebrar sus esponsales, tomaban hidromiel y comían frutas todas las noches
durante un mes lunar con el fin de consolidar su reciente unión. Esto se debía
también a que la fruta y la hidromiel eran consideradas como afrodisíacas y
energéticas, lo que sin duda favorecería el entendimiento entre la recién
formada pareja.
Otro de los términos asociados al matrimonio que tiene un
origen celta es la palabra "novia", "bride" en Inglés.
Su origen se remonta la Diosa Triple Celta Brigid, la Diosa
del Fuego y de la Fertilidad.
Su paso de doncella a joven se producía mediante el ritual
del velo, otro de los elementos que provienen de nuestros ancestros Celtas. Al
ponerse el velo, Brigid la tomaba en sus brazos, mostrándole los secretos de la
feminidad y de la fertilidad. Cuando, una vez finalizada la ceremonia, el novio
retiraba el velo, la novia ya no era la doncella de antaño. Su vuelta al mundo
había dado paso a una nueva mujer, convertida ahora en una manifestación de la
Diosa.
Por este motivo también era habitual que la novia llevase
una corona de flores, como símbolo de su divinidad y fecundidad. Hoy en día se
sigue manteniendo esa tradición por muchas parejas.
Otra tradición que perdura es la de saltar una escoba,
decorada según las preferencias de los contrayente, al finalizar la ceremonia.
Esto se hace para ahuyentar los malos espíritus y propiciar la fortuna en su
unión, guardando la escoba en su casa tras el enlace. Siempre detrás de la
puerta principal.
No existe una única fórmula de Ritual de Unión de Manos al
igual que no son nunca iguales las parejas. Debido a la gran flexibilidad que
da este tipo de ceremonia a los contrayentes, las fórmulas usadas por los
Oficiantes y las Meigas para unirlos son siempre distintas y personalizadas. Es
decir, no existe un ritual estándar. El Oficiante o Meiga, como persona experta
en la antigua religión y que ha elegido un camino de vida que le lleva a estar
en sintonía con los Dioses, elabora la ceremonia del modo más acorde a las experiencias
y necesidades de la pareja. De este modo, la bendición de los Dioses acompañará
a los contrayentes en su vida en común.
Por eso, todas las ceremonias oficiadas por Meiga Celta son
fruto de un conocimiento previo de los contrayentes, de su historia, de sus
creencias y de su vida en común. Cada rito de unión de manos es único, adaptado
a la pareja y cuidado hasta los últimos detalles, tal y como se realizaba
antiguamente.
El banquete tradicional es de pan y aguamiel. No obstante,
éstos pueden sustituirse por tarta y vino o sidra, o lo que se prefiera. Se da
el pan a la Novia y al Novio el aguamiel (o vino o sidra) para que los
sostengan mientras el Sacerdote da las bendiciones.
La pareja ofrece el primero a la tierra, partiendo el pan y
vertiendo el aguamiel, el segundo a los antepasados y luego se lo ofrecen el
uno al otro / otra. Compartiéndolo con todos los presentes, llevan los panes y
el cuerno alrededor del Círculo.
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